Las historias que Alberto Salcedo Ramos, el barraquillero, cuenta en el libro bajo el sello de Almadía, hacen parte de esas obsesiones que le atañen desde siempre: el deporte, la música, el amor y ese mar azul que no puede dejar de contemplar cuando menos una vez al mes. Entonces aparecen relatos como el de El Chato, el árbitro que expulsó a Pelé, los pleitos y envidias a través del Vallenato y cierra con una historia de amor de una niña odiosa que un día lo amó.

Por Maggie Solano 

De él, Juan Villoro dijo:

—«El boxeo ha inspirado historias memorables y las de Alberto se merecen el cinturón de peso completo porque es realmente alguien que sabe captar el reverso de las historias. El libro para los lectores latinoamericanos nos queda muy cerca no sólo por la figura de Lupe Pintor sino por los temas que tiene que ver con el sentimentalismo compartido de las canciones, por las tragedias de los héroes públicos, la mitología de los deportes y de la cultura popular. Hoy en día la realidad Latinoamericana sucede dos veces, primero en el mundo de los hechos y después para que la escriba Alberto Salcedo Ramos.»

Salcedo cuenta que nació en una ciudad sumamente chismosa, en donde el gran deporte cotidiano es comer prójimo, hablar mal de la gente y sobre todo chismosear sobre los hechos de la ciudad: «Barranquilla es el único lugar del mundo donde hay tanto virtuosismo en el chisme que la gente se permite chismosear en tiempo futuro. En Barranquilla no le dicen a uno que Susana se ha embarazado, sino que la van a embarazar y da la casualidad que después embarazan a Susana.»

La virtud de Salcedo está en esa narrativa caribeña que seduce pero también en su terquedad. Esa que le permite insistir por años para lograr una entrevista, que camina ocho kilómetros en la selva para acompañar a un niño en su travesía diaria por llegar a la escuela, que edita horas y días hasta encontrar el verbo perfecto, la metáfora para recordar. Alberto es un cronista colombiano que en tiempos de inmediatez informativa, hace que sus ángeles dejen de tuitear para leerlo.

Dicen por ahí:

«En la mayoría de sus crónicas, Salcedo Ramos deja que sus personajes hablen, toma distancia y como un ente invisible observa, los deja moverse, los deja ser. Con algunas excepciones, interviene e influye. Tiene la experiencia de saber cuándo estirar la información y cuando no. Por ejemplo: Guillermo Velásquez, árbitro que expulsó a Pelé y conocido por liarse a golpes con algunos futbolistas, se rehúsa a hablar sobre sus episodios violentos. La astucia Alberto Salcedo Ramos lo obliga a hablar la mayoría de las veces, aunque al final, el viejo árbitro lo note y recule en lo que está diciendo.

La variedad de historias, de personajes, generan también una variedad de sensaciones. Curiosidad, risa, rabia, ternura, admiración. Los temas que interesan a Salcedo Ramos son perfectamente identificables: grandes boxeadores ahora olvidados, las heridas de Colombia causadas por el narcotráfico, los paramilitares y sus secuelas; personajes que siguen manteniendo tradiciones casi borradas del mundo moderno (el bufón de los funerales por poner algún ejemplo) y personas tan cotidianas que se vuelven invisibles pero se las arreglan para dejar huella en quienes los rodean.».  (Moisés Navarro | hojeandolibros.com)

Maggie Solano

Comunicadora Social  |  Escritora

Maestra en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García de la Ciudad de México, becaria Google a la excelencia para cursar el Master en Investigación, Datos y Visualización del diario El Mundo en España, Premio a Mejor Crónica en Prensa por la historia Ciudad Juárez: zona de guerra (2012); Coautora y coordinadora del libro Sin maletas y autora de Crónicas de la Violencia.