Bosques educativos: la Amazonia como maestra
Toda la población de la pequeña comunidad amazónico de Batraja aparece el día que vamos a visitar su bosque educativo. «Es un bosque para que los niños y adultos lo visiten para conocer los árboles y las especies — explica Junior—. Porque muchas veces la gente no sabe el nombre del árbol ni para qué sirve su fruto».
Texto: Lise Josefsen Hermann | Fotos: Sara Aliaga
Los hermanos Yuliana 11, y Junior Valverde Choque, 13, recorren en esta parte de la Amazonía que la comunidad ha designado para convertirse en un llamado bosque educativo —con el apoyo de IPDRS (El Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica) y la ONG internacional Oxfam—.
«Es un bosque para que los niños y adultos lo visiten para conocer los árboles y las especies — explica Junior—. Porque muchas veces la gente no sabe el nombre del árbol ni para qué sirve su fruto».
Batraja está situado en el departamento de Pando en la parte norte de Bolivia cerca de la frontera con Brasil. Mientras caminamos por el bosque, Yuliana y Junior señalan los diferentes árboles y explican el uso médico frecuente: «Cuando hierves las hojas de este árbol, obtienes un remedio que ayuda contra la malaria. Nuestro padre la ha tenido. Hay mucha malaria por aquí. Hemos aprendido sobre este árbol y el remedio del bosque educativo».
La comunidad comenzó con el bosque educativo a fines del año pasado. Sirvió muy bien como aula alternativa durante la pandemia. Los maestros habían abandonado la comunidad debido a la COVID-19, por lo que el padre de Yuliana y Junior, Luis Gabriel Valverde Mapo, de 38 años, se convirtió en el nuevo maestro improvisado enfocado en usar el bosque educativo con los niños.
*Foto/ Sara Aliaga Ticona
«Enseñar a los niños sobre el medio ambiente y el cambio climático ha sido realmente valioso —dice Luis Gabriel—. Vivimos aquí en la Amazonia, pero a veces ignoramos nuestro bosque. Entonces, con esta iniciativa hemos fortalecido nuestro conocimiento. También hemos estado enseñando sobre el manejo de nuestros recursos naturales y el valor de la Naturaleza».
Durante el encierro por COVID-19 iba con los niños al bosque para pasar clases, las clases normales se cancelaron durante meses. Además de reconocer las diferentes especies, el bosque educativo también tiene mucho que ver con valorar los árboles, el medio ambiente y la naturaleza en general: «Es hermoso lo que estamos haciendo aquí. Hablamos mucho sobre la destrucción de la Amazonia. Es hermoso ver gente que está trabajando para cambiar esa mentalidad y cuidar el bosque. Aún estamos a tiempo de hacernos cargo. Si nosotros no lo hacemos, ¿quién lo hará? Es nuestra tarea, los que vivimos aquí en la Amazonía. Si talamos el bosque, nosotros mismos seremos los afectados. Y para poder cuidarlo bien debemos informarnos sobre la importancia de la Naturaleza. Aún estamos a tiempo de conservar nuestros bosques, las plantas, los animales, todo.»
Según un informe reciente de Global Forest Watch, que monitorea la deforestación a nivel global, hubo un aumento del 12 por ciento en la pérdida de bosque primario en 2020. Brasil encabeza la lista y Bolivia se encuentra en un triste tercer lugar entre los países deforestadores en todo el mundo.
El paisaje sonoro está lleno de una intensa orquesta de diferentes insectos. Yuliana y Junior no dudan en mostrar sus árboles preferidos: «Mi árbol favorito es el Acaí, porque su fruto contiene muchas vitaminas», dice Yuliana mientras señala la palma con los frutos tan deseados que se venden en todo el mundo como “súper alimento” (Super Food). En otra ocasión podemos presenciar cómo un valiente recolector de Acaí trepa metros y metros por el delgado tronco para alcanzar el pequeño fruto. Una técnica impresionante que implementó con gran naturalidad.
También el favorito de Junior tiene que ver con la actividad económica de la zona: «Mi favorito es la Castaña (en Bolivia también lo llaman Almendras, y en otros partes es más conocido como Nuez de Brasil). Contiene vitaminas y ayuda a mantener a las familias que la rodean», dice Junior.
La recolección de la castaña es, con mucho, la actividad económica más importante en esta área. Ambos ejemplos de actividades económicas ambientales y sostenibles relacionadas con el bosque. Junior también señala otro árbol que ha tenido un papel similar por aquí en el pasado: el árbol del caucho.
Brasil encabeza la lista y Bolivia se encuentra en un triste tercer lugar entre los países deforestadores en todo el mundo.
Aún estamos a tiempo de hacernos cargo. Si nosotros no lo hacemos, ¿quién lo hará? Es nuestra tarea, los que vivimos aquí en la Amazonía. Si talamos el bosque, nosotros mismos seremos los afectados.
Y la parte económica del bosque es esencial: la decisión entre la deforestación o la conservación puede ser compleja para la población local, que también, obviamente, debe cuidar su sustento. La madre de Yuliana y Junior está preocupada por las amenazas externas al bosque. «Antes, la mayoría de la gente se dedicaba a talar árboles de forma ilegal. Por eso una gran parte de la Amazonia está deforestada. La gente talaba Cedro, Mara y Roble y los vendía para exportación. —cuenta Grecia Choque Villanueva, 32—.
Y es importante reforestar, para que las generaciones futuras también puedan disfrutar de la naturaleza. A veces la necesidad económica los lleva a este tipo de negocios ilegales».
Junior, su hijo, continúa: «Y este es Palo Santo. También es un remedio natural, funciona contra el dolor, por ejemplo, el dolor en los huesos. Hemos aprendido que debemos cuidar los bosques, no contaminarlos, no talar los árboles o quemar basura. Ahí estaríamos destruyendo la Madre Tierra. Debemos prevenir el cambio climático. Estamos ya sintiendo el cambio climático, hace mucho más calor aquí ahora.»
«Antes, la mayoría de la gente se dedicaba a talar árboles de forma ilegal. Por eso una gran parte de la Amazonia está deforestada. La gente talaba Cedro, Mara y Roble y los vendía para exportación. —cuenta Grecia Choque Villanueva, 32—. Y es importante reforestar, para que las generaciones futuras también puedan disfrutar de la naturaleza.
El bosque educativo ha sido un aprendizaje para todos en Batraja, dice su padre: «Ahora los estudiantes saben que hay que cuidar nuestros bosques para que funcionen bien. Todavía tenemos aire limpio gracias al bosque. Hoy en día toda la comunidad se relaciona más con el bosque y le da más importancia. Realmente he visto un cambio». Luís Gabriel se preocupa cada vez más por el cambio climático: «En los últimos años la temperatura ha subido aquí hasta 39 grados. Hace tanto calor que apenas podemos trabajar. Además, lo que siembres ya no crecerá por el fuerte calor. Es un cambio que hemos notado. Sabemos que está relacionado con los grandes incendios. Es importante que no quememos. Los arroyos no se llenan como antes. Y en la época seca tenemos poca agua.»
El bosque educativo en Batraja ha sido tan popular, que las comunidades alrededores quieren tener uno también. Y Yuliana y Junior han corrido la voz a otros: «Hemos aprendido la importancia de cuidar el bosque, los árboles y no matar a los animales —dice Yuliana—. Hablamos con otras personas, amigos de la familia y así. Les contamos para qué sirven las plantas y los árboles. Que debemos aprender a cuidarlos. En general, no saben mucho sobre eso». Su padre, el improvisado maestro de escuela durante la COVID-19, se ha convencido de la importancia del bosque educativo: «Quisiera que todos, adultos y niños, aprendan sobre el valor de la Naturaleza. Y que también se conviertan en personas, que enseñen a las próximas generaciones y a otras personas. Debemos valorar todo ese conocimiento del bosque. Así se convierte en una costumbre. Porque si no lo hacemos tradición, simplemente seguiremos haciendo lo mismo de siempre.»
* Este reportaje fue realizado gracias al apoyo de Oxfam.
Lise Josefsen Hermann
Periodista | Corresponsal
Lise lleva más de 10 años como freelance, insistiendo —sobre todo al público del norte de Europa— sobre las condiciones humanas en Latinoamérica y la huella que dejamos en el mundo. Reporta para varios medios de Dinamarca y Noruega, así como internacionales (NYT, DW, BBC, El País) y oenegés (Amnistía Internacional y Oxfam). Es Pulitzer Grantee y ha recibido apoyo de National Geographic, Clean Energy Network (CLEW), Fundación Gabo & Open Society Foundation. Se enfoca en temas ambientales, DDHH, migración y pueblos indígenas.
Sara Aliaga
Fotógrafa documental | Comunicadora social
Comunicadora social, fotógrafa documental y exploradora de National Geographic radicada en la ciudad de La Paz. fundadora del primer colectivo de fotógrafas de Bolivia, War-MiPhoto. Sus ejes temáticos de investigación se basan en género e identidad, derechos humanos y pueblos indígenas. Ganadora del tercer lugar POYLATAM (2021), ganadora del Fotoevidence Book Award, World Press Photo, como parte del colectivo CovidLatam (2021)
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