Sudán: miles de muertes y una crisis que se agrava día a día
El alojamiento y los servicios básicos en los campos de refugiados son insuficientes para las más de 350.000 personas que han llegado a Chad huyendo del conflicto en Sudán. Más de 4.000 personas han muerto durante cuatro meses de guerra. Médicos Sin Fronteras solicita ayuda internacional urgente para los refugiados, ante una crisis que se agrava cada vez más.
Información de MSF
[MSF / ANDRÉS GERLOTTI SLUSNYS] La violencia que se desató en Sudan hace cuatro meses entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) ha dejado ya más de 4.000 fallecidos y una gran cantidad de abusos que, según el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, pueden ser considerados como crímenes de guerra.
Las víctimas no solo incluyen a quienes participan activamente en los combates, sino también a cientos de civiles, incluidos 435 niños y 28 trabajadores médicos y humanitarios. Aunque la ONU estima que el número sea mucho mayor debido a que la intensidad de los combates impide cualquier tipo de identificación de víctimas. La organización también ha advertido sobre los arrestos arbitrarios, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzosas.
La inseguridad alimentaria alcanza ya a 25 millones de personas y al menos 700.000 niños están en situación límite. Los desplazados y refugiados que escapan de la violencia, son, además, vulnerables a otro tipo de abusos. Especialmente las mujeres. Volker Turk asegura tener informes sobre, al menos, 73 víctimas de violencia sexual, y al menos 19 de esos casos corresponden a hombres que llevaban uniformes de las RSF.
«Estamos presentes en tres campos de refugiados, a los que llegan aproximadamente 2.000 refugiados al día»
Calles pobladas de cadáveres
El combate ha generado la destrucción de viviendas, escuelas y hospitales, y también ha provocado la supresión de servicios básicos como el agua o la corriente eléctrica. La semana pasada, la oenegé Save The Children alertaba sobre los miles de cadáveres que se descomponen en las calles de Jartum y sus alrededores, «ya que las morgues están saturadas por los cortes de electricidad». «La imposibilidad de dar un funeral digno a los que mueren aumenta el sufrimiento de las familias en Jartum», la capital del país, afirmó el director de la división de salud de Save the Children, Bashit Kamal Eldin Hamid.
Además, desde hace meses, varias oenegés han advertido sobre el riesgo de las inundaciones provocadas por las constantes lluvias y la falta de instalaciones adecuadas de saneamiento; las aguas estancadas pueden propagar epidemias de malaria, dengue o de cólera que ya la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha detectado en varias regiones.
Ayuda urgente para los refugiados
Hay más de cuatro millones de desplazados y refugiados a raíz de la violencia sudanesa, según la ONU. A la ciudad fronteriza de Adré han llegado más de 358.000 sudaneses, huyendo del conflicto. Le oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF) asegura que en el lugar se están levantando campos de refugiados, pero que el alojamiento y los servicios básicos disponibles en los campos son totalmente inadecuados para cubrir las necesidades de las personas que llegan.
«Estamos presentes en tres campos de refugiados, a los que llegan aproximadamente 2.000 refugiados al día», explica Susana Borges, coordinadora de Emergencias de MSF en Chad. «Los campos en esta zona ya están al máximo de su capacidad, al igual que los refugios temporales de tránsito. Así que las personas refugiadas están siendo trasladada a otros lugares alejados de la ciudad donde se siguen construyendo nuevos campos». «Pero estos campos no están preparados para acoger a todos los refugiados que han sido reubicados, las personas están expuestas a un sol y una lluvia inclementes, con alimentos, agua e incluso utensilios de cocina insuficientes. Hay enormes necesidades y muy pocos recursos».
Antes de que Sudán se convirtiera en un terreno de combate, ya existía un millón de sudaneses viviendo como refugiados o desplazados internos, y esta última oleada del oeste de Sudán ha puesto aún más a prueba los recursos disponibles, según MSF. Por esa razón, la organización hace un llamado a la comunidad internacional y a las organizaciones humanitarias para que atiendan urgentemente las necesidades esenciales de las personas que tratan de ponerse a salvo, y así evitar una catástrofe.
La respuesta de Médicos Sin Fronteras en Chad
En un solo campo de Adré, Camp Ecole, hay 150.000 personas refugiadas. MSF mantenemos una sala de pediatría de 250 camas en el hospital de Adré y en Camp Ecole tenemos clínica con 38 camas y una ambulancia para las derivaciones de pacientes. La clínica está continuamente llena, con una media de 400 consultas al día.
La tasa de desnutrición, además, es alarmante. En Camp Ecole se registraron 351 pacientes en estado de desnutrición, pero algunos de ellos no pueden continuar su tratamiento porque han sido reubicados. Nuestros equipos están intentando localizarlos, pero la rápida reubicación lo hace muy complicado.
Por otro lado, hemos emplazado tres pozos en Camp Ecole e instalaremos más si más personas siguen cruzando la frontera. Estamos distribuyendo agua potable en camiones por los campos, pero la magnitud de las necesidades es mucho mayor de lo que puede suministrar la organización por sí sola. La grave escasez de agua en los campos de Ambelia y Ourang obliga a la gente a hacer cola desde las dos de la madrugada.
Enemigos añadidos: la malaria y el cólera
La temporada de lluvias ha llegado a Chad, lo que trae consigo un gran aumento de la malaria y el acceso a determinadas zonas se convierte en todo un reto. En solo una semana, nuestra clínica en Camp Ecole ha registrado 956 casos de malaria, casi el triple que la semana anterior.
“La gente llega en situaciones sanitarias realmente preocupantes porque no tienen acceso a alimentos y viven en condiciones muy precarias”, explica Trish Newport, nuestra responsable de emergencias. “Sabemos, por crisis anteriores, que toda esta lluvia conlleva el riesgo de enfermedades diarreicas como el cólera. En estas condiciones, nos preocupan enormemente los brotes de enfermedades que podrían producirse si no se amplía urgentemente la respuesta humanitaria”, alerta Newport.
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Médicos Sin Fronteras
«Somos una organización de acción médico-humanitaria: asistimos a personas amenazadas por conflictos armados, violencia, epidemias o enfermedades olvidadas, desastres naturales y exclusión de la atención médica. La acción humanitaria es un gesto solidario de sociedad civil a sociedad civil, de persona a persona, cuya finalidad es preservar la vida y aliviar el sufrimiento de otros seres humanos: esta es nuestra razón de ser.»
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