Nadar para arriba
Se cumplen 20 años de la tragedia del cerro Ventana, en la Patagonia argentina. Nadar para arriba es la primera crónica que se asoma a la avalancha que cambió la historia del andinismo argentino. Un libro que reconstruye —a partir de las voces de los que estuvieron ahí— el instante donde todo se desliza debajo de los pies, el rescate de estudiantes de noche y bajo la nieve, y el juicio que condenó por primera vez a un guía de montaña. También se pregunta sobre el magnetismo de la montaña y sobre lo imprevisible.
Verónica Battaglia
Mover los brazos como si uno estuviese nadando y quisiera elevarse hacia el cielo: eso, dicen, es lo que hay que hacer frente a una avalancha, eso es “nadar para arriba”, el título de esta crónica que cuenta la tragedia del cerro Ventana. Los protagonistas son quince estudiantes de la carrera de Educación Física de la Universidad Nacional del Comahue que, en 2002, quedaron atrapados bajo la nieve. Verónica Battaglia recrea con una prosa bella y cuidada las voces de esos chicos y chicas, de sus familias, de los sobrevivientes y los rescatistas; pero también indaga en esa otra protagonista que es la montaña.
Mística, alegórica e inmutable, la montaña ha sido objeto de disquisiciones poéticas y existenciales. La autora describe la tensión de un paisaje que siempre es apacible y amenazante a la vez, mientras nos cuenta las discusiones en torno al andinismo –su pasado, su futuro-, relata el primer juicio realizado a un guía de montaña, y repasa la vida de una comunidad que no volvió a ser
la misma.
[Fragmento] Una avalancha inverosímil
Era difícil creer que un alud de nieve había caído en Bariloche, un destino con un paisaje inolvidable y sumiso para las fotos de los egresados y de las vacaciones en familia. Hasta ese momento, se suponía que Bariloche no era una zona de avalanchas. Excepto por el volcán Tronador, un gran pastel de novia con su tul de nubes eléctricas tendido sobre la cordillera de los Andes.
En 1994 a 3478 metros de altura una tormenta envolvió a diez andinistas que realizaban un curso de guía de alta montaña. Se refugiaron en cuevas de hielo. Cavaron durante dos días y dos noches para vencer al viento que insistía en taparles la entrada. El tercer día decidieron descender. Un alud se tragó a tres de ellos. Nunca los encontraron.
Más inverosímil aun era una avalancha al borde de la ciudad, cruzando la ruta 40, a una hora de caminata del barrio El Pilar II. El cerro Ventana es relativamente bajo, mide un poco menos de dos mil metros. Se lo distingue por dos torres que irrumpen sobre una de las artistas de la cima. Una de las torres tiene forma de aleta de tiburón. Cuando todavía no existía la cordillera de los Andes, este cerro guardaba magma en su interior y sus laderas estaban sitiadas por las aguas del Pacífico. Más tarde la lava se enfrió, se volvió a plegar, desenterrando sus secretos más íntimos: pequeños caracoles impresos en las piedras. Se llama así porque esconde la huella del viento: una ranura en la roca tallada durante cientos de años, donde cabe un ballet entero en puntas de pie y con los brazos estirados. Se sube hasta allí por un sendero marcado con pircas.
Espiar la cordillera a través de esa ranura la viste de misterio como si observáramos por primera vez el cuerpo de una mujer a trasluz de una persiana. A pesar de esconder la historia del viento, este cerro no está dentro de los circuitos turísticos. Aún hoy pocos caminantes recorren sus laderas. Tal vez la sombra de la tragedia los ahuyenta. Son los cóndores curiosos los que se acercan en círculos a esa rendija.
Este 1 de septiembre se presenta Nadar para arriba en la sala de prensa del Centro Cívico -19 hs-. Los libros se consiguen en Griselda García editora (tienda virtual) y en Inefable libros y café. Bustillo 7549. Bariloche, Patagonia argentina.
Verónica Battaglia
Periodista
Soy Licenciada en Letras (UBA). Trabajo como profesora de literatura en el I.F.D.C. de Bariloche y como redactora en el colectivo de comunicación popular Al Margen. Me especialicé en crónica narrativa. Recibí una mención en el concurso de Crónicas Patagónicas 2020 por el texto “Cuando estábamos en la sobrevida”. En 2021 gané una beca del Fondo Nacional de las Artes para escribir «Nadar para arriba», la primera crónica sobre la avalancha del cerro Ventana.
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