Los matices del habla castellana de Jon Lee Anderson podrían servir para describir buena parte de la cartografía de su carrera: Colombia, El Salvador, Cuba, Perú, Venezuela. El reconocido periodista estadounidense especializado en temas latinoamericanos, se sienta junto a la periodista y politóloga María O’Donnell en el escenario del auditorio de la Fundación OSDE. El motivo es una charla y los primeros ejes temáticos no dejan indiferente a ninguno de los asistentes: la polarización mediática y Donald Trump.

Por Nolan Rada  |  Fotos: Bruno Grappa

Para Jon Lee Anderson «Él (Donald Trump) es el enemigo; no sólo para los medios, sino también para la Democracia». El espacio está repleto de estudiantes y periodistas de diferentes generaciones. Toma el micrófono con seguridad y dice que «la polarización de los medios parece una constante de nuestro tiempo. […] Nosotros, los periodistas, somos los árbitros de la información ante el público».

En tiempos de filtraciones, hackers y fake news, Anderson confiesa estar preocupado e insiste en el carácter honesto que debe tener un periodista: «Estamos en la ciberguerra», ninguna información llega a la red de forma cándida, ningún documento se filtra únicamente en aras de la libertad de expresión. Propone dudar; desconfiar; investigar; arbitrar. Las nuevas tecnologías no sólo han obligado a los medios de información a replantearse el modelo de negocio y su relación con los lectores, sino también pueden fundir como amplificadores del ruido y la barbarie. Anderson puso como ejemplo el caso de Trump, a quien calificó como «el presidente twitter»; aunque se refirió también al alcance mediático que logran organizaciones terroristas como ISIS al grabar sus sangrientos mensajes.

Cuando la charla escapa del panorama global y se centra en asuntos afines al periodismo narrativo, Anderson se muestra cauto al momento de descartar o no a un personaje para la elaboración de un perfil: «todos son interesantes». Dice que lo fácil es asumir su mensaje como una declaración políticamente correcta, pero, acaso, ¿no será que lo realmente difícil es liberarnos de nuestros prejuicios al momento de abordar un personaje que, en efecto, puede ser realmente interesante?

La sugerencia está en la voz del mismo que retrató con palabras a Fidel Castro, Hugo Chávez, Augusto Pinochet, Gabriel García Márquez o Saddam Hussein. Anderson suelta frases y reflexiones entre anécdotas periodísticas que bien podrían servir de explicación para cada matiz de su cartografía oral. Entre ellas parece descubrirse parte de la historia violenta y dictatorial del continente o los efectos que producen las zonas de conflicto en los seres humanos. Para él, no basta con entrevistar a los personajes e investigar, es  necesario acompañar, contar a través de escenas que permitan refrendar las ideas, los procesos. «El periodismo narrativo es muy visual, hay que pensar en todos los sentidos. No tenemos una cámara, pero somos una cámara».

Nolan Rada

Periodista  |  Fotógrafo

Para mí, el periodismo narrativo es una oportunidad para acompañar y conocer problemáticas e historias de primera mano. Crecí —y sigo colaborando— en Prodavinci. Hice radio. También soy fotógrafo.

Bruno Grappa

Fotoperiodista  |  Realizador multimedia

Para dedicarse al oficio, encontró sus aspiraciones en una cámara de fotos, un libro de Kapuściński y una entrevista a un reportero de guerra. Se graduó en Producción y Periodismo. Actualmente trabaja como freelance.